El Señor y la Señora eran tan gastrónomos como estirados. La primera vez que el chef se les acercó, con el gorro en la mano, y les dijo: "Perdón, ¿el Señor y la Señora están satisfechos?", le contestaron: "Se lo haremos saber por el Maître". La segunda vez no contestaron. La tercera vez pensaron echarlo, pero no pudieron decidirse a ello, porque era un chef único. La cuarta vez (¡Dios mío, vivían en un extremo de París, estaban siempre solos, se aburrían tanto!), la cuarta vez comenzaron: "La salsa de alcaparras es estupenda, pero el canapé de perdiz estaba un poco duro". De allí se pasó a hablar de deportes, de política, de religión. Esto es lo que deseaba el chef, quien no era otro que Fantomas.
(Le Cornet à Dés, 1917.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son responabilidad de sus autores. Este blog no se responsabiliza por el uso indebido de los comentarios.