El pequeño poeta celeste
Abre los postigos de su corazón
Los cielos chocan entre sí. El olvido
Desarraiga la sinfonía.
Palafrenero, la casa demente
Que te emplea en cuidar lobos
No sospecha las iras
Que se ocultan bajo la gran alcoba
De la bóveda que pende sobre nosotros.
Por consiguiente silencio y noche
Amordazad toda impureza
El cielo con grandes zancadas
Se aproxima a la encrucijada de los ruidos.
La estrella come. El cielo oblicuo
Abre su vuelo hacia las cimas
La noche barre las sobras
De la comida que nos contentaba.
Por la tierra avanza una babosa
A la que saludan diez mil manos blancas
Una babosa se arrastra en el lugar
Donde la tierra se ha desvanecido.
Pero los ángeles regresaron en paz
Sin que ninguna obscenidad los llamara
Cuando se elevó la voz real
Del espíritu que los llamaba.
El sol más bajo que el día
Vaporizaba todo el mar.
Un sueño extraño y sin embargo claro
Nació sobre la tierra derrotada.
El pequeño poeta perdido
Abandona su posición celeste
Con una idea de ultratierra
Asida a su corazón barbado.
***
Dos tradiciones se han reunido.
Pero nuestros pensamientos bajo llave
No tenían el lugar necesario,
Experiencia por recomenzar.
(Correspondance avec Jacques Rivière, 1927.)
!
ResponderEliminarMagnifique.
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